Mientras te cepillas los dientes una mañana, miras el espejo colgado en la pared, y te das cuenta que hay marcas de huellas dactilares.
Molesto, tomas una toalla y las tallas. Pero las huellas permanecen.
Después de una inspección más de cerca, te das cuenta de que las huellas parecen estar del otro lado del espejo.
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