martes, 27 de diciembre de 2011

Nunca estubiste solo


Llegas a tu casa después de un día cualquiera en la escuela, entras y percibes el olor de la comida de tu mama, pero no la vez por ningún lado, de cualquier modo no tienes hambre, solo quieres llegar a tu habitación, recostarte y dormir, olvidarte de todo.
Así lo haces, duermes unas 2, 3, 4 horas, pero hay algo que te despierta, una extraña sensación se apodera de ti, como si alguien te estuviera observando, esto consume tu sueño, y te obliga a revisar.
Te levantas y das una rápida inspección en tu cuarto, en el pasillo, y en la sala. Nada.
De regreso a tu habitación, subiendo las escaleras sientes como esa sensación regresa, alguien o algo te está siguiendo. Dudas al voltear, pero sabes que debes hacerlo, alejas esos pensamientos que provocan las películas de terror, y das un giro rápido. De nuevo, nada, nada más que tú sombra.
Te ríes de ti mismo por haber tenido pensamientos infantiles, y regresas a tu habitación.
Te sientas en tu cama, aun ni siquiera has tenido tiempo despejar tu mente cuando escuchas claramente como alguien corre por el pasillo. Sales de manera inmediata a revisar. No hay nadie, solo unas marcas en las paredes, no son muy distinguibles, pero sin duda alguna conoces tu hogar y sabes perfectamente que algo anda mal.
Decides darte un baño, “tal vez aún estoy medio dormido” piensas, o eso es lo que quieres pensar.
Estas asustado pero no lo quieres admitir, siempre has sido tú, siempre has estado solo, no habría que tenerle miedo a tu imaginación. Lavas tu rostro tratando de alejar los pensamientos de cuando niño, levantas la cabeza y miras que el espejo esta empañado, “que sorpresa” piensas, sabes bien lo que esto presagia, pero tu curiosidad te controla y pasas la mano por el espejo, y ves claramente como una silueta pasa subiendo por la pared, arrastrándose de una forma horrible, como si estuviera hecha de papel, haciendo un sonido similar, tu corazón se acelera y volteas de forma brusca.
Ha desaparecido, pero esta vez no te quedaras conforme con el pensamiento de que ha sido “nada” corres y bajas por las escaleras tratando de imaginar que ha podido ser, que está pasando, o mejor aún, porque rayos sigues en la casa.
Llegas a la puerta de enfrente, para tu sorpresa está cerrada, “pero es imposible” dices, ya no piensas con claridad, lo único que quieres hacer es salir, corres hacia la puerta de la cocina. Cerrada.
Sin una explicación del porqué estas encerrado, corres al teléfono, levantas la bocina y marcas “911” pero no hay respuesta, el teléfono está muerto. Empiezas a dudar si aún estas soñando “es una pesadilla, es solo una pesadilla” te repites, pero no lo es, estas despierto y esa cosa, sea lo que sea, está bajando las escaleras en este momento, puedes escucharla retorcerse. Ves una puerta abierta, no lo piensas y al instante entras, te maldices, pues te das cuenta que acabas de entrar sótano, pero ya que más puedes hacer, bajas las escaleras de manera apresurada, y empiezas escuchar una risa, te detienes, pero la risa persiste, escuchas golpes en la puerta y decides seguir bajando, pero despacio. Cada escalón la risa va aumentando. Tocas el suelo y la risa desaparece, te tranquilizas, por unos segundos todo está bien. Ya no hay ruidos, golpes en la puerta, ni esa horrible risa. Y es entonces cuando lo escuchas, “Nunca has estado solo” esas palabras, tan profundas, tan seguras, resuenan en tu cabeza y terminan por dejarte inconsciente por unos segundos, segundos que sentiste el latir de tu desesperado corazón, queriendo huir, queriendo desaparecer.
Te levantas ya pasados unos minutos, preguntándote si lo que acaba de pasar fue real o solo una broma de tu subconsciente, para tu sorpresa, sigues en el sótano, te diriges hacia las escaleras con la mente en blanco, no puedes pensar en nada, no quieres pensar en nada, llegas a la puerta y la abres de forma brusca, y lo ves, tan claro y tan real, eres tú. Como en un espejo, de pies a cabeza, completamente igual, con una solo diferencia, algo anda mal con sus ojos. Te empuja por las escaleras y caes sin la menor resistencia, aun estas tratando de entender que es lo que está sucediendo. Das un fuerte golpe en el suelo, te das la vuelta quedando boca arriba, tu mirada se nubla, pero puedes ver como se acerca, no está tocando el suelo, solo se desliza, como flotando, y termina por posarse justo delante de ti, chocando nariz con nariz y ese suspirar tan familiar que habías sentido más temprano ese día. Te empiezas a sofocar, a sentir cansado, tus ojos se empiezan a cerrar, luchas contra esa necesidad pero es inútil, tu cuerpo ya no responde, antes de que se cierren por completo logras percibir la luz que baja por las escaleras, y logras ver su rostro, ¡Sus ojos! No hay manera de explicarlo, una obscuridad profunda, abismal, como tragándose la luz a su alrededor, solo lo logras apreciar por unos segundos, pues ya no te puedes mantener despierto, justo antes de caer inconsciente escuchas las palabras.
 "Los cuidare bien por ti."
“Ya me canse de ser tu sombra”.