“Escribo porque no tengo nada mejor que hacer, porque necesito que sepan la verdad y porque es lo único que él me deja hacer.
Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría
imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor
de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de
auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos
para entregarlo de nuevo una semana después.
Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal,
vine porque en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial,
solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo
largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba
directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y
no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños
errores del libro
Camino hacia el lugar me tope con un gato que no tenía ojos. Extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lástima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.
Lo llevé a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo
grave, solo tenía una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba
emergiendo, así que fue fácil erradicarla. En la sala del veterinario
era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación
del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que
todavía no me quería encariñar tanto con el.
Una vez en casa lo dejé que jugara libre por el apartamento. A pesar
de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por
el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se
habría de sentir el pobre animal.
Mientras él jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del
libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a
la mañana siguiente cuando todo comenzó.
Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi (yo volteando
directamente al techo) un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado
de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que
verme, solo veía un par de cuencas vacías. Grité como cualquier persona
normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al
piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su
bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.
Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no
reaccionó, poco a poco me levanté, aprovechando lo concentrado que
estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intenté abrir.
Tenía algo abajo que lo atoraba; intenté sacarlo, cada vez con más
desesperación y sin ningún efecto positivo. Me acerqué a la ventana,
estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había
comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo
suficiente para iluminar la habitación. Intenté quitarlos pero parecían
estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen
resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos. Con mucho miedo
y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué
quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco
y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada
inexistente, fija y penetrante encima de mi. No veía al gato ciego en
ningún lado; entonces lo noté: aquello que tanto me observaba era mi
gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó,
yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo
ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar. Cuando vi que
se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer
nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni
porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña
libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar
escribiendo en su libreta, me levanté, esta vez con mas confianza porque
noté que él no planeaba hacerme daño. Me dió hambre, entonces volvió el
pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía
salir a la cocina, no tenía que comer. Mientras pensaba esto escuché un
pequeño crujido, era el estómago del gato: los dos volteamos al mismo
punto, su panza, luego él me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo
con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un
poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir
podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos más y volvió a
su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo
encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en
menos de una semana la editorial notaría que no aparecí, intentarían
contactarme, no respondería, hablarían a la policía e irrumpirían aquí,
si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea
eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente
me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapará a alguien
más. En este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren
aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito
gato.
Han pasado tres días de lo último que escribí, muero de hambre y
parece ser que él también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue
observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su
muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al
único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato
se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaría nada, seguiré
atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba,
quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo
esperar, dejarlo a él terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy
al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYÚDENME, NO QUIERO
SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo
se encontró en la cama, sobre él un gato negro y sin ojos. Al cuerpo le
faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne,
y lo más espeluznante, parecía que alguien le había arrancado los ojos.
Los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al
escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su
gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del
cadáver dio a entender otra cosa. En cuanto los policías entraron al
cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus
cuencas vacías. Miró fijo a uno de los policías ahí presentes y
extrañamente ese fue el único al que el pánico no poseyó, tomó al gato
entre sus brazos mientras registraban el lugar. Al irse todos, y antes
de que alguien pudiera leer el diario, ese policía se fue directo a su
casa con el felino. Desde hace 4 días no se tienen noticias de él ni de
su familia.”
miércoles, 27 de junio de 2012
sábado, 16 de junio de 2012
La Anciana del Dedo Largo.
Sabido es por cualquier conductor profesional
Que a cierta hora comienza a reinar lo sobrenatural
Hay una hora, y un recorrido que los autobuses evitan
Pues no exagero con decir que está en juego la vida
Dicen que existe un lugar en la ciudad
Que a determinada hora los autobuses quieren evitar
Sucede de noche, bien tarde por la madrugada
A la hora de duendes, gnomos y hadas
Cuando el conductor observa que ya no hay pasajeros
Comienza su martirio, de nada sirven sus ruegos
Un sudor frío recorre su espalda
Mientras a toda velocidad regresa a su morada
De pronto y sin aviso tocan su hombro
Un susurro en su oído: “aquí me bajo, deténgase pronto”
El conductor no lo puede creer
Estaba solo, no había pasajeros con él
Lentamente se da vuelta para ver de quien se trata
Y al fondo, bien lejos una anciana se encuentra parada
El pobre hombre temblando abre la puerta de atrás
La extraña mujer sonríe y comienza a bajar
Bajo la pálida luna el autobús continúa su camino
El conductor arriba reflexiona lo acontecido
Sus colegas tenían razón, el mito es exacto
Pobre hombre, conoció a la anciana… del dedo largo.
Que a cierta hora comienza a reinar lo sobrenatural
Hay una hora, y un recorrido que los autobuses evitan
Pues no exagero con decir que está en juego la vida
Dicen que existe un lugar en la ciudad
Que a determinada hora los autobuses quieren evitar
Sucede de noche, bien tarde por la madrugada
A la hora de duendes, gnomos y hadas
Cuando el conductor observa que ya no hay pasajeros
Comienza su martirio, de nada sirven sus ruegos
Un sudor frío recorre su espalda
Mientras a toda velocidad regresa a su morada
De pronto y sin aviso tocan su hombro
Un susurro en su oído: “aquí me bajo, deténgase pronto”
El conductor no lo puede creer
Estaba solo, no había pasajeros con él
Lentamente se da vuelta para ver de quien se trata
Y al fondo, bien lejos una anciana se encuentra parada
El pobre hombre temblando abre la puerta de atrás
La extraña mujer sonríe y comienza a bajar
Bajo la pálida luna el autobús continúa su camino
El conductor arriba reflexiona lo acontecido
Sus colegas tenían razón, el mito es exacto
Pobre hombre, conoció a la anciana… del dedo largo.
jueves, 7 de junio de 2012
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