Llegas a tu casa después de un día
cualquiera en la escuela, entras y percibes el olor de la comida de tu mama,
pero no la vez por ningún lado, de cualquier modo no tienes hambre, solo
quieres llegar a tu habitación, recostarte y dormir, olvidarte de todo.
Así lo haces, duermes unas 2, 3, 4
horas, pero hay algo que te despierta, una extraña sensación se apodera de ti,
como si alguien te estuviera observando, esto consume tu sueño, y te obliga a
revisar.
Te levantas y das una rápida
inspección en tu cuarto, en el pasillo, y en la sala. Nada.
De regreso a tu habitación, subiendo
las escaleras sientes como esa sensación regresa, alguien o algo te está
siguiendo. Dudas al voltear, pero sabes que debes hacerlo, alejas esos
pensamientos que provocan las películas de terror, y das un giro rápido. De
nuevo, nada, nada más que tú sombra.
Te
ríes de ti mismo por haber tenido pensamientos infantiles, y regresas a tu
habitación.
Te sientas en tu cama, aun ni
siquiera has tenido tiempo despejar tu mente cuando escuchas claramente como
alguien corre por el pasillo. Sales de manera inmediata a revisar. No hay
nadie, solo unas marcas en las paredes, no son muy distinguibles, pero sin duda
alguna conoces tu hogar y sabes perfectamente que algo anda mal.
Decides darte un baño, “tal vez aún
estoy medio dormido” piensas, o eso es lo que quieres pensar.
Estas asustado pero no lo quieres
admitir, siempre has sido tú, siempre has estado solo, no habría que tenerle
miedo a tu imaginación. Lavas tu rostro tratando de alejar los pensamientos de
cuando niño, levantas la cabeza y miras que el espejo esta empañado, “que
sorpresa” piensas, sabes bien lo que esto presagia, pero tu curiosidad te
controla y pasas la mano por el espejo, y ves claramente como una silueta pasa
subiendo por la pared, arrastrándose de una forma horrible, como si estuviera
hecha de papel, haciendo un sonido similar, tu corazón se acelera y volteas de
forma brusca.
Ha desaparecido, pero esta vez no te
quedaras conforme con el pensamiento de que ha sido “nada” corres y bajas por
las escaleras tratando de imaginar que ha podido ser, que está pasando, o mejor
aún, porque rayos sigues en la casa.
Llegas a la puerta de enfrente, para
tu sorpresa está cerrada, “pero es imposible” dices, ya no piensas con
claridad, lo único que quieres hacer es salir, corres hacia la puerta de la
cocina. Cerrada.
Sin una explicación del porqué estas
encerrado, corres al teléfono, levantas la bocina y marcas “911” pero no hay
respuesta, el teléfono está muerto. Empiezas a dudar si aún estas soñando “es
una pesadilla, es solo una pesadilla” te repites, pero no lo es, estas
despierto y esa cosa, sea lo que sea, está bajando las escaleras en este
momento, puedes escucharla retorcerse. Ves una puerta abierta, no lo piensas y
al instante entras, te maldices, pues te das cuenta que acabas de entrar
sótano, pero ya que más puedes hacer, bajas las escaleras de manera apresurada,
y empiezas escuchar una risa, te detienes, pero la risa persiste, escuchas
golpes en la puerta y decides seguir bajando, pero despacio. Cada escalón la
risa va aumentando. Tocas el suelo y la risa desaparece, te tranquilizas, por
unos segundos todo está bien. Ya no hay ruidos, golpes en la puerta, ni esa
horrible risa. Y es entonces cuando lo escuchas, “Nunca has estado solo” esas
palabras, tan profundas, tan seguras, resuenan en tu cabeza y terminan por
dejarte inconsciente por unos segundos, segundos que sentiste el latir de tu
desesperado corazón, queriendo huir, queriendo desaparecer.
Te levantas ya pasados unos minutos,
preguntándote si lo que acaba de pasar fue real o solo una broma de tu
subconsciente, para tu sorpresa, sigues en el sótano, te diriges hacia las
escaleras con la mente en blanco, no puedes pensar en nada, no quieres pensar
en nada, llegas a la puerta y la abres de forma brusca, y lo ves, tan claro y
tan real, eres tú. Como en un espejo, de pies a cabeza, completamente igual,
con una solo diferencia, algo anda mal con sus ojos. Te empuja por las
escaleras y caes sin la menor resistencia, aun estas tratando de entender que
es lo que está sucediendo. Das un fuerte golpe en el suelo, te das la vuelta
quedando boca arriba, tu mirada se nubla, pero puedes ver como se acerca, no está
tocando el suelo, solo se desliza, como flotando, y termina por posarse justo
delante de ti, chocando nariz con nariz y ese suspirar tan familiar que habías
sentido más temprano ese día. Te empiezas a sofocar, a sentir cansado, tus ojos
se empiezan a cerrar, luchas contra esa necesidad pero es inútil, tu cuerpo ya
no responde, antes de que se cierren por completo logras percibir la luz que
baja por las escaleras, y logras ver su rostro, ¡Sus ojos! No hay manera de
explicarlo, una obscuridad profunda, abismal, como tragándose la luz a su alrededor,
solo lo logras apreciar por unos segundos, pues ya no te puedes mantener
despierto, justo antes de caer inconsciente escuchas las palabras.
"Los cuidare bien por ti."
“Ya me canse
de ser tu sombra”.